lunes, 3 de septiembre de 2012

Vino tinto.

“No se trata de un pacto, se trata de que el amor nos haga todos los días de nuestras vidas, se trata de un compromiso que va más allá de los gestos y de las palabras.” – Dijo con una voz calmada y sutil mientras sostenía su copa de vino sobre las sábanas blancas de mi cama. Y yo, con la nicotina que entraba en mis pulmones poco a poco me ponía más nerviosa, su cuerpo estaba pegado al mío y su corazón latía fuerte, más fuerte de lo que alguna vez pude imaginar y todo su cuerpo transpiraba junto al mío y yo pensaba que toda palabra era innecesaria en ese momento, que sólo valían los gestos, pero no tanto, sólo me bastaba con que él estuviera ahí. Pero él hablaba y hablaba, me decía cosas innovadoras pero a la vez era tan cliché que yo no podía creer si estaba hablando con el corazón o que lo había leído de algún libro barato de por ahí. Mientras me abrazaba y me convencía de que esto era más que amor, mientras me decía que yo era perfecta y que mi olor lo hipnotizaba como siempre, con su voz tan grave y varonil, con su voz tan pero tan apasionada y esa mirada tan intensa mi cigarrillo se consumía en mis manos y a pesar de ello, no importaba si me quemaba. Ya había suficiente calor en esa habitación como para poder sentir más. Cerré los ojos pensando en que era todo un sueño, para ver si podía despertar, él con una caricia tan delicada logró correrme el rímel de los ojos y luego me acariciaba con sus labios todo el cuerpo, ya no era necesario decir más. Las palabras se fueron acabando poco a poco y su libreto se terminó, hasta que por fin me di cuenta de que, no era un libreto, que lo sentía de verdad, no sé si era amor pero sí era algo intenso, espontáneo y no era para nada algo efímero. Luego de que nos acabamos la botella de este vino, me volví hermosa, me sentí hermosa. Hemos cumplido el pacto, mi cómplice, hemos logrado que el amor nos haya hecho cada día, no nosotros a él. Finalmente, sus labios tocaron lentamente mi nariz y luego mis pestañas, me miró y fueron dos palabras para lograr matarme y llevarme a un éxtasis profundo e infinito. “Te amo” – dijo con esa hermosa voz que me enamora todos los días.